El régimen israelí lanzó una serie de ataques aéreos contra la capital siria, Damasco, impactando un complejo militar y áreas cercanas al palacio presidencial. Estos bombardeos dejaron al menos tres muertos y más de treinta heridos, además de causar daños significativos a infraestructuras clave.
Simultáneamente, en la provincia de Suwayda, las tensiones entre grupos locales y las fuerzas del gobierno han aumentado, en un contexto donde Israel justifica su intervención bajo el pretexto de proteger a la comunidad drusa.
Siria ha condenado enérgicamente estas agresiones israelíes, considerándolas un intento deliberado de desestabilizar la región.






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