Chipre ha estado dividida desde que las tropas turcas la invadieron en 1974, en respuesta a un golpe de Estado inspirado en Atenas que buscaba la unión de la isla con Grecia.
Arrancó ya una semana marcada en rojo en el calendario de todas las potencias involucradas en la partición de Chipre para poner punto final a uno de los conflictos sin solución más antiguos de Europa. Los líderes de la pequeña y estratégica isla del Mediterráneo, dividida desde 1974 entre la población turca y la griega, se reunieron en Ginebra.
Los representantes Nicos Anastasiades (grecochipriota) y Mustafa Akinci (turcochipriota) debatirán los asuntos más delicados, es decir, el reparto de poder y territorio, así como los equilibrios de las fuerzas de seguridad.





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