• El presidente de la República Checa, Milos Zeman.
Publicada: martes, 16 de febrero de 2016 11:01

La República Checa aboga por la creación de una coalición internacional antiterrorista, y advierte que los lazos congelados entre Rusia y Occidente no ayudan en nada, salvo en el desarrollo del terrorismo.

"Lo mejor que une es la existencia del enemigo común, el terrorismo internacional es nuestro enemigo común por eso subrayo que la suspensión de los vínculos no favorecerá ni a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ni a Rusia, ¿por qué no proceder a la creación de una coalición antiterrorista internacional?", ha dicho el presidente de la República Checa, Milos Zeman.

Lo mejor que une es la existencia del enemigo común, el terrorismo internacional es nuestro enemigo común por eso subrayo que la suspensión de los vínculos no favorecerá ni a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ni a Rusia, ¿por qué no proceder a la creación de una coalición antiterrorista internacional?", ha dicho el presidente de la República Checa, Milos Zeman.

Entrevistado este martes por el diario ruso Izvestia, el mandatario checo ha precisado además, que una lucha global contra el terrorismo no debe limitarse al grupo extremista EIIL (Daesh, en árabe), sino a decenas de otras organizaciones terroristas que están activas en el mundo.

Daesh es una banda considerada como terrorista por todo el mundo que opera mayormente en Irak y Siria. En tres años logró apoderarse de un vasto territorio en Irak y Siria y, además, está intentando extender su dominio a África del Norte, en particular a Libia.

Hay que levantar ahora y no en un futuro las sanciones contra Rusia

El presidente checo ha pedido también, el cese inmediato de todos los embargos occidentales impuestos contra Rusia, y asegura que tales restricciones no ayudan en nada.

"No solo no se tienen que prorrogar, sino que no debieron imponerse, y hay que levantarlas ahora y no en un futuro", ha señalado en alusión a las sanciones antirrusas.

Las relaciones entre Rusia y Occidente se agravaron considerablemente tras el violento cambio de poder ocurrido en Ucrania el 22 de febrero de 2014 y la adhesión de la península de Crimea (en Ucrania) a Rusia tras el referéndum de marzo del mismo año.

Ambos lados se acusan mutuamente por la situación en el este de Ucrania (donde el Gobierno de Kiev lucha contra los soberanistas prorrusos): Occidente alega que Moscú apoya a los independentistas y, por ello, le ha sometido a varias rondas de sanciones, mientras Moscú niega su implicación en los incidentes en el país europeo.

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