Los tres barcos de la flotilla Aquarius con 630 personas de 26 nacionalidades diferentes, culminaron su periplo al llegar al puerto de Valencia, y tras superar una travesía de ocho días por el Mediterráneo.
El Gobierno español ya ha ofrecido acoger a estos inmigrantes, incluyendo a las mujeres embarazadas y a los niños, que ya han superado una travesía agotadora de mil trescientos kilómetros adicionales, después de ser rescatados frente a las costas de Libia.
Los migrantes, en su mayoría proceden de naciones africanas, pero también vienen de países como Afganistán, Paquistán y Bangladés. Cientos de hombres, niños y mujeres, algunas de ellas embarazadas, se encontraban a bordo de la flotilla. Hace una semana, Italia y Malta denegaron que el barco atracara en sus puertos.
La tragedia de Aquarius demuestra la falta de acuerdo en el seno de la Unión Europea (UE), sobre cómo manejar la enorme afluencia de personas que huyen de la pobreza y de la guerra. La Cruz Roja ha pedido a los países europeos que imiten el ejemplo de España en albergar a los inmigrantes.
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