Ocupación forzada de tierras robadas, deshumanización de los habitantes originarios, desapariciones forzadas, terrorismo de estado. Estos son algunas de las características de una estructura o régimen fascista. Desde Gaza, hasta Washington, tanto el sionismo, así como el trumpismo fascista comparten similitudes difíciles de ignorar, dicen activistas.
Toda vez que Estados Unidos invade un país, queda una huella imborrable de destrucción y muerte. Similarmente, la ocupación de Palestina sigue el mismo libreto; no en vano, Washington y Tel Aviv son los más interesados en continuar la multibillonaria maquinaria bélica que el imperialismo emplea para sus propósitos coloniales y para la explotación de terceros.
Muchos estadounidenses realizan comparaciones y paralelos entre lo que vive el pueblo palestino a manos de un instrumento terrorista de ocupación colonial y lo que se puede denominar una “incipiente ocupación” de la capital estadounidense. Incipiente, en principio, pero que en efecto, conduce eventualmente a la instauración de un régimen totalitario de ocupación colonial y terrorismo de estado.
Así, aunque en calidad de experimento social de coerción ciudadana, la así llamada “ocupación” de Washington, es un precedente importante en la interseccionalidad de los mecanismos de represión.
Marcelo Ali Sánchez, Washington.
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