Hace un año los predios del Capitolio eran invadidos por una horda de insurrectos, fascistas trumpistas, entre otros. Hoy, a pesar de los esfuerzos por dejar atrás este vergonzoso capítulo en la historia estadounidense, la realidad es que el fascismo persiste y va ganando fuerza.
Muchos pensaban que el 6J -como se denomina este triste aniversario- iba a ser el final. Pero todo apunta a que fue solo el comienzo.
Con el paso del tiempo, la intentona golpista se transformó en una estrategia comprensiva de supresión de voto y subversión electoral orquestada por los sectores más radicalizados del republicanismo de ultraderecha.
A la vez, la lacra del supremacismo anglosajón contamina todos los estamentos institucionales: político, judicial, fuerzas armadas y del orden.
En este marco, lo más evidente es la inacción y lentitud. Irónicamente, los principales responsables del asalto al Capitolio aún siguen libres y disfrutando de beneficios pagados por los contribuyentes.
Marcelo Sánchez, Washington.
mag/mrg