“Tomaremos las acciones apropiadas de acuerdo con la Orden Ejecutiva [del presidente de EE.UU., Joe Biden] y coordinaremos nuestras acciones con el Departamento de Defensa [el Pentágono] y nuestros socios de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos”, recoge un comunicado de Raini W. Brunson, portavoz del Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense emitido este viernes y citado por la cadena televisiva CNN.
En su nota, Brunson hace hincapié en que se está evaluando como proceder con la ejecución de la orden ejecutiva que promulgó Biden, en el mismo día que asumió el cargo presidencial, para paralizar las obras de construcción de la barrera fronteriza con México, que sigue su curso desde que su predecesor Donald Trump diera órdenes de su levantamiento.
“Estamos siguiendo las directrices proporcionadas en la Orden Ejecutiva en cuanto a cómo implementar la paralización de las obras requeridas”, anota la misiva, para luego subrayar que la actividad constructiva aún puede continuar en algunos sitios en concreto durante los próximos días para garantizar que estén seguros.
Durante los últimos cuatro años coincidiendo con el mandato del líder republicano, se han reservado miles de millones de dólares de fondos del Pentágono, destinados a otros menesteres, para la construcción de la barrera física en la frontera entre EE.UU. y México, lo que provocó una serie de demandas y rechazos de los ambientalistas y legisladores demócratas.
Desde un principio, los congresistas demócratas trataron de impedir a Trump de proseguir con su polémico proyecto que puso en marcha so pretexto de resolver el tráfico de drogas y la migración desde el país vecino.
El entonces inquilino de la Casa Blanca con objetivo de sortear el férreo bloqueo ejercido por las filas demócratas a su proyecto destinado supuestamente a la lucha contra el narcotráfico declaró una emergencia nacional a fin de movilizar un total de 8000 millones de dólares de los fondos incautados por diferentes departamentos, entre ellos del Pentágono, para financiar su muro.
Una decisión apelada por los opositores demócratas y ratificado, a posteriori por la Corte Suprema de EE.UU., conformada en su mayoría por magistrados conservadores, de los cuales tres fueron asignados en su día por el propio Trump.
De hecho, el magnate neoyorquino en el tiempo que estuvo en la Casa Blanca no paró de impulsar medidas de corte populista dirigidas en contra de los colectivos más vulnerables de la sociedad estadounidense, entre ellos, los grupos migrantes y raciales, a fin de distraer de la opinión pública su gestión al frente de la primera potencia del mundo.
Y ahora que Biden, quien hizo de su buque insignia el apoyo incondicional a una emigración ordenada y un respeto a los grupos raciales que residen en EE.UU. durante su campaña electoral, se ha propuesto a otorgar la ciudadanía estadounidense a 11 millones de inmigrantes indocumentados que residen en el país.
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