“Arriesgarán ustedes su salud e incluso sus vidas, pero el peligro no está allá donde silban las balas, sino en el ruido sordo de los billetes”, dijo en la ceremonia el presidente ucraniano, Petro Poroshenko. “Ustedes son la prueba viva del cambio fundamental de nuestro país”, añadió.
Arriesgarán ustedes su salud e incluso sus vidas, pero el peligro no está allá donde silban las balas, sino en el ruido sordo de los billetes, dijo Poroshenko.
La Policía ucraniana arrastra una lamentable mala reputación de corrupción, que las autoridades de Kiev pretenden remediar con los nuevos reclutas, formados por policías de Estados Unidos.
La influencia de Washington en la fuerza es visible hasta en los uniformes de los agentes, que han llamado la atención por su similitud con los de la serie cómica de la televisión estadounidense Loca academia de policía, de la década de 1980.

A la ceremonia asistían, además de Poroshenko y del embajador, el primer ministro del país, Arseni Yatseniuk, y el alcalde de la capital ucraniana, el antiguo campeón de boxeo Vitali Klichko.
El jefe de la nueva fuerza en la que se integran los reclutas es un joven de 28 años que comandó un batallón de voluntarios en las operaciones militares de represión de las fuerzas independentistas sublevadas desde el año pasado en las provincias rusohablantes del este.

Los actuales dirigentes ucranianos accedieron al poder con el derrocamiento del anterior presidente, Víktor Yanukóvich, después de que éste rechazara un acuerdo de asociación de Ucrania a la Unión Europea.
En febrero de 2014, cuando Yanukóvich aún seguía en el cargo y los Gobiernos y medios de prensa occidentales alentaban al movimiento callejero que acabó forzando su exilio, se filtró una conversación telefónica entre el embajador Pyatt y la subsecretaria estadounidense de Estado para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, en la que discutían qué personas debían entrar al futuro Gobierno.
Periodistas de investigación internacional y responsables políticos de la región consideran que el derribo de Yanukóvich fue un golpe de Estado planeado de antemano por Estados Unidos, que incluyó el asesinato de decenas de personas por francotiradores para causar descontento y agitación.
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