• El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un (centro), supervisa el lanzamiento de un misil tierra-tierra, 5 de mayo de 2017.
Publicada: jueves, 1 de junio de 2017 5:14

Si Corea del Norte logra crear un arma poderosa esta, sin duda, se convertiría en una pesadilla asiática que afectaría a varios países de la región.

En un artículo publicado por la revista The National Interest, el analista Paul Bracken subraya que una bomba de hidrógeno (o bomba de fusión) es mucho más poderosa que las armas de fisión nuclear que hasta ahora ha probado Corea del Norte.

También, añade, se trata de un arma mucho más compleja tecnológicamente, que tomó a EE.UU. 7 años en desarrollarla y 3 años a China (incluso sin el apoyo científico de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)).

De conseguir una bomba termonuclear, Corea del Norte se convertiría en el primer país que no integra el Tratado de No Proliferación Nuclear (China, EE.UU., Francia, Reino Unido y Rusia) que la posea. Este hecho sería tratado como un verdadero logro para el país asiático y le otorgaría fuerza al régimen de Pyongyang, opina el autor.

A nivel local, sería el objeto de orgullo nacional que consolidaría la nación. A nivel internacional, forzaría a una reconsideración de todos los enfoques vigentes hacia el ‘reino ermitaño’, enfatiza.

A su juicio, la falta de experiencia en el manejo de este tipo de armas representa un factor adicional que aumenta el riesgo en la región del noreste asiático, destaca el profesor. El enorme radio de destrucción que posee esta bomba, haría que el material radioactivo de una eventual explosión afecte seriamente no solo a Corea del Norte, sino a otros países como Japón, Corea del Sur, Rusia y el mismo EE.UU., explica.

 

Por último, Bracken argumenta que el riesgo del colapso del país debido a las sanciones o restricciones comerciales recibiría una nueva dimensión. “Tampoco se podrían descartar los riesgos asociados con un posible golpe de Estado contra Kim Jong-un”, concluye.

La península coreana vive una escalada de tensiones, en gran parte por las amenazas militares de Washington a Pyongyang, con actos como el envío del portaaviones de propulsión nuclear USS Carl Vinson, las maniobras militares conjuntas Washington-Seúl y el despliegue en Corea del Sur del escudo antimisiles de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés).

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