Según un estudio publicado el pasado miércoles por la revista Science Advances, aunque múltiples análisis de ADN estimaron que la separación genética entre el humano moderno y los neandertales se generó hace 430 000 años, la reciente investigación reveló que la separación entre ambas especies de homínidos pudo haber tenido lugar hace más de 800 000 años.
El trabajo realizado por la investigadora Aida Gómez-Robles de la Universidad de Londres (el Reino Unido), fue basado en el estudio evolutivo de los dientes de fósiles humanos hallados en el sitio arqueológico de Atapuerca, en España.
La antigüedad de estos restos óseos se calcula alrededor de 430 000 años, por lo cual el ancestro que comparte nuestra especie con ese grupo de homínidos debió de haber vivido con anterioridad a ese tiempo.
La investigadora analizó los dientes fosilizados de los neandertales de Atapuerca, al igual que las dentaduras de otros homínidos, para determinar la época en la que vivió ese antepasado en común.
Del mismo modo, la científica comparó la manera en que los dientes de cada grupo evolucionaron a través del tiempo. Dado que estos cambios suceden de manera estable en las especies homínidas, Gómez-Robles pudo modelar este proceso.
De acuerdo con sus estimaciones, para que los dientes de los neandertales y los de los humanos modernos tuviesen suficiente tiempo para desarrollar cada uno sus particularidades, la división evolutiva entre ambas especies debió haber ocurrido hace al menos 800 000 años.
Entonces, según la investigación, el Homo heidelbergensis, un homínido que vivió entre 700 000 y 300 000 años atrás, puede ser el posible ancestro en común entre nuestra especie con los neandertales. No obstante, el estudio solamente abarca la evidencia hallada en Atapuerca, sin tomar en cuenta los fósiles de neandertales de otras regiones geográficas.
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