En el marco de esta ley, promovida por el gobierno brasileño, el presidente Lula destacó la necesidad de centrarse en los cabecillas del crimen organizado, luego de erigirse como uno de los más fuertes críticos del operativo policial en Río de Janeiro, que dejó más de 120 muertos.
El mandatario del gigante suramericano, a expensas de la aprobación del Parlamento, considera indispensable la instauración de respuestas institucionales ante los niveles de violencia urbana.
Algunos de los puntos en discusión, incluyen la creación de un sistema nacional integrado de seguridad, la regulación de operaciones conjuntas entre fuerzas federales y estatales, y la implementación de medidas para agilizar la respuesta ante situaciones de emergencia.
Según Lula, estas iniciativas buscan no solo responder a la coyuntura actual, sino también establecer bases legales que permitan una acción más coordinada y efectiva en el futuro.
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