Afganistán ya trata de volver tímidamente a la normalidad, las tiendas de alimentación y los principales mercados comerciales están abiertos, aunque apenas reciben clientes debido a la frágil situación económica.
Los futuros dirigentes de Talibán enfrentan desafíos económicos severos causados por dos décadas de ocupación estadounidense y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), corrupción, extrema sequía y la pandemia de la COVID-19 y deben actuar lo antes posible antes de que la actual situación se convierta en disturbios.
A pesar de que aun la incertidumbre reina en Afganistán, el grupo armado anunció ya la reanudación de los vuelos nacionales, y las aerolíneas esperan volver pronto a la normalidad con la operación de aviones privados e internacionales.
Sin embargo, uno de los retos más difíciles para este grupo armado es tomar el control de Panjshir, al noreste de Kabul, que es la única provincia que no se encuentra en manos de los talibanes.
El Frente de Resistencia Nacional afgana, liderada por Ahmad Masud, rechaza todos los rumores sobre supuesta caída de Panjshir, y asegura que hará frente a los insurgentes hasta la victoria final.
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