Según ha informado este lunes la agencia de noticias Khaama Press, citando a fuentes de seguridad locales, el control del distrito ha caído en manos de los integrantes del grupo Talibán, después de fuertes enfrentamientos con las fuerzas afganas.
Las fuentes no han ofrecido detalle alguno sobre el balance de víctimas de los enfrentamientos.
En julio, los talibanes tomaron el control del distrito de Kohistán, también en la provincia de Faryab. Sin embargo, las fuerzas afganas retomaron el control del centro del distrito tres días después de ser capturado.
Hace varios meses, el Talibán había tomado el control de otros distritos en la provincia de Sar-e-Pol. El pasado junio, el secretario estadounidense de Defensa, James Mattis, admitió el fracaso de su país en Afganistán y reconoció que la presencia militar de Washington en el país asiático no ha mejorado su situación de seguridad. De acuerdo con Mattis, el Talibán está creciendo.
En una aparente amenaza a Talibán, el presidente de Afganistán, Ashraf Qani ha anunciado que el número de combatientes extranjeros en el país ha incrementado de 200 a 11.000 y ha precisado que los funcionarios afganos cuentan con un nuevo plan de seguridad de cuatro años.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán so pretexto de luchar contra el terrorismo. La agresión a ese país ha causado un enorme coste, más de 780 mil millones de dólares, según las cifras que maneja la oenegé Proyecto de Prioridades Nacionales (NPP, por sus siglas en inglés) sobre el presupuesto federal y el gasto militar de EE.UU.
Sin embargo, cerca de 13.000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre ellos 8400 estadounidenses, permanecen en el país para “asesorar y entrenar” a las tropas afganas que luchan contra el grupo armado Talibán, en particular.
Tal presencia no ha acabado con el terrorismo en este país ya que además de Talibán, tras la agresión de la Alianza Atlántica se ha asentado en Afganistán el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
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