"Llamamos a todos los Estados involucrados en los asuntos regionales a renunciar a la retórica militar y priorizar un diálogo tranquilo y constructivo", ha afirmado este jueves el mandatario ruso a los periodistas después de su reunión con el premier japonés.
Ha destacado que en las conversaciones con Abe hablaron sobre las tensiones en la península coreana, donde su situación, desde el punto de vista de los dos líderes, “se degradó seriamente”.
Llamamos a todos los Estados involucrados en los asuntos regionales a renunciar a la retórica militar y priorizar un diálogo tranquilo y constructivo", ha afirmado el presidente ruso, Vladimir Putin.
Ha agregado que Moscú y Tokio ven como "una tarea común reanudar lo más pronto posible las negociaciones a seis bandas" sobre la solución del problema norcoreano.
Por su parte, el premier nipón, en Moscú en la primera parada de su vista a Europa, ha indicado que Japón y Rusia continuarán la estrecha cooperación y seguirán “llamando a Corea del Norte a cumplir la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) y abstenerse de las acciones provocativas".
Japón y sus aliados, incluidos EE.UU., Corea del Sur, entre otros, piden que Rusia también incremente su presión con China a fin de parar las actividades nucleares de Pyongyang.
Las tensiones en la península de Corea se incrementaron visiblemente hace dos semanas, después de que EE.UU. enviara a la región un grupo naval encabezado por el portaaviones USS Carl Vinson, lo que provocó nuevas amenazas por parte de Pyongyang.
Asimismo, el miércoles, Washington empezó a trasladar el polémico sistema Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés) a Corea del Sur, lo que echa más leña al fuego, agravando aún más las actuales tensiones.
El miércoles pasado el diario oficial norcoreano Rodong Sinmun avisó que dados los recientes acontecimientos y las medidas militares de EE.UU. en la región, todo parece apuntar a que Washington se prepara para una guerra nuclear, refiriéndose así al despliegue de 1250 marines estadounidenses en la ciudad de Darwin (norte de Australia) y el envío del portaaviones nuclear USS Carl Vinson y su grupo de ataque a la península coreana.
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