“Hemos sido testigos, en los últimos días, de la clara violación de dos pactos de las Naciones Unidas —entre ellos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos adoptado en 1966— al despojar de su nacionalidad al ayatolá sheij Isa Qasem. El mencionado tratado prohíbe al Estado retirar la ciudadanía a su pueblo, incluso aunque haya cometido un crimen”, reza un comunicado emitido por el Parlamento.
La nota, aprobada este martes por 252 votos en una sesión plenaria de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán (Mayles), advierte de “las consecuencias peligrosas e imprevisibles de esa medida imprudente” del gobernante régimen de Al Jalifa.
Hemos sido testigos, en los últimos días, de la clara violación de dos pactos de las Naciones Unidas —entre ellos el pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos adoptado en 1966— al despojar de su nacionalidad al ayatolá sheij Isa Qasem. El mencionado tratado prohíbe al Estado retirar la ciudadanía a su pueblo, incluso aunque haya cometido un crimen”, reza un comunicado del Parlamento.
El Parlamento ha reprobado, además, el “silencio mortal” de las instancias internacionales ante las presiones excesivas y persecuciones que aplica la monarquía de Al Jalifa contra su nación.
El Ministerio del Interior de Baréin anunció la jornada del lunes la anulación de la ciudadanía del clérigo, bajo la acusación de que había “dañado” los intereses de la monarquía, por lo que le pidió abandonar el país junto a su familia.
La ONU, una herramienta en manos de las potencias hegemónicas
Los legisladores también han aprobado un comunicado en el que denuncian la “ilegal actuación” del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Bank Ki-moon, al retirar a Arabia Saudí de una lista negra de violadores de los derechos de los menores por el sinnúmero crímenes que ha cometido en su agresión a Yemen.
Con tal decisión, la ONU probó ser una herramienta en manos de las potencias hegemónicas más que un organismo defensor de los derechos de las naciones oprimidas.
Arabia Saudí había entrado el pasado 2 de junio, en un principio, en la lista negra de la ONU por las atrocidades que está cometiendo contra los niños —torturas, asesinatos y mutilaciones— en su ofensiva contra Yemen.
No obstante, días después el organismo quitó a Riad de la lista tras recibir amenazas de parte de la monarquía saudí y de un gran número de países aliados de "suprimir el financiamiento de varios programas de la ONU", entre ellos el de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés).
Desde el 26 de marzo de 2015, Riad empezó, con el aval de Washignton, una ofensiva contra su vecino sureño, que, hasta el momento y de acuerdo con cifras divulgadas por la ONU, ha dejado, entre muertos y heridos, más de 32.000 víctimas, en su mayoría civiles.
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