El 13 de noviembre de 2021, el diario estadounidense The New York Times publicó un artículo en el que mencionaba que el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, decidió que no se responsabilizaría a las tropas estadounidenses por el ataque con aviones no tripulados (drones) que mató a 10 civiles, incluidos siete niños en Kabul, la capital afgana.
En estos casos, el exmiembro de la Fuerza Aérea de EE.UU. Brandon Bryant indicó que “el Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) decide investigarse a sí mismo para ver si algo salió mal”.
A pesar de causar víctimas civiles “no se hace justicia ni castigo, lo que es común en cualquier ataque. Nadie es castigado cada vez que algo no sale bien”, agregó Bryant, durante una entrevista publicada este sábado por la cadena china CGTN.
“Cuando tienes un grupo de personas de máxima seguridad y cada grupo está separado del otro, y solo comparten la información necesaria para llevar a cabo la operación. Así que nadie habla con otro, y si una persona comete un error, se genera una cadena de errores y nadie se va a meter en problemas porque todos cometieron el error”, detalló.
A continuación, el exoperador afirmó que las familias de las víctimas no pueden lograr justicia en EE.UU., ya que el tribunal estadounidense no tiene autoridad para encargarse de estos casos, por lo tanto, el juez tiene que rechazarlos.
Bryant subrayó que nadie intenta crear una oficina para evitar muerte de civiles en los ataques aéreos de EE. UU., puesto que de esta manera “todavía están ganando dinero. Se lanzó una bomba y así las empresas de armas ganaron 64 000 de dólares”, criticó.
Al citar que “es difícil explicar la profundidad de esta confusión”, Bryant remarcó que EE.UU. entró en Irak y Afganistán basándose en mentiras. “Nada cambiará a menos que Estados Unidos y su pueblo busquen responsabilidad por esa acción [matar civiles]”, sostuvo.
Bryant engrosó las filas por seis años (2006-2011), trabajando como operador de sensores, ayudando a dirigir misiles a sus objetivos en Afganistán, Irak y África, donde operó cientos de miles de misiones de vigilancia y ataque de aeronaves tripuladas. Después de haber sido relevado con honores en 2011, su experiencia le hizo sufrir graves problemas de salud mental.
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