El lunes, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que 11 empresas chinas verán limitado su acceso a tecnología y productos estadounidenses por la supuesta violación de los derechos humanos de la minoría musulmana uigur en la provincia de Xinjiang (noroeste de China).
El portavoz de la Cancillería de China, Wang Wenbin, denunció el martes en una rueda de prensa en Pekín, capital china, que EE.UU. sanciona a las empresas del gigante asiático “bajo el pretexto de proteger los derechos humanos” y abusando de las medidas de restricción de exportaciones.
China se opone firmemente a esta práctica, ya que viola las normas básicas que rigen las relaciones internacionales, interfiere en los asuntos internos de China y socava los intereses del país asiático, subrayó el diplomático chino.
Wang sostuvo que a EE.UU. no le importan los “derechos humanos”, sino que su verdadera intención es presionar a las empresas chinas, alterar la estabilidad en Xinjiang y calumniar la política china sobre esta región.
Por ello, instó a la Administración estadounidense a corregir sus errores, revocar esta decisión y dejar de intervenir en los asuntos internos de China.
El diplomático chino dejó en claro, además, que China seguirá tomando todas las medidas necesarias para salvaguardar los derechos e intereses legítimos de sus empresas.
Las últimas sanciones impuestas por EE.UU. relacionadas a la región Xinjiang tuvieron lugar el pasado 9 de julio, cuando Washington indicó que rechazaría la solicitud de visado de tres altos funcionarios chinos y sus familias como consecuencia de su involucramiento en el supuesto abuso de los derechos de las minorías.
Pekín no tardó en tomar represalias. Sancionó a un diplomático y tres congresistas estadounidenses, entre los que se encuentran los senadores republicanos Ted Cruz (Texas) y Marco Rubio (Florida). El Gobierno chino expresó que tomó la decisión “en respuesta a las equivocadas acciones de Estados Unidos”.
China, que rechaza las acusaciones de Washington en su contra por los derechos de las comunidades minoritarias, acusa a las autoridades estadounidenses de “mentir descaradamente” sobre las minorías étnicas mientras olvidan “sistemáticas discriminaciones” en su suelo.
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