• Refugiada musulmana Rohingya herida mientras huía de un ataque de las Fuerzas Armadas de Myanmar , 4 de diciembre de 2017.
Publicada: miércoles, 13 de diciembre de 2017 2:20
Actualizada: miércoles, 13 de diciembre de 2017 10:59

La enviada especial de la ONU denuncia ‘las atrocidades sexuales’ cometidas contra las mujeres y niñas rohingyas tanto en suelo birmano como en Bangladés.

La enviada especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Myanmar (Birmania), Pramila Patten, denunció el martes ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) “las atrocidades sexuales” cometidas contra mujeres y niñas rohingyas tanto en suelo birmano como en el vecino Bangladés y llama al máximo órgano ejecutivo de la ONU a viajar a ambos países para atestiguar dichos crímenes.

Patten, que habló en una sesión especial que se celebró en el CSNU sobre la situación de los rogingyas, reveló otros aspectos de dichas violencias sexuales.

“Algunos testigos dicen que mujeres y niñas son atadas a árboles o rocas para que múltiples soldados las violen hasta matarlas” o hasta causarles graves lesiones, señaló Patten, recordando el caso de una mujer que ha perdido la vista en un ojo a causa de una agresión sexual.

Algunos testigos dicen que mujeres y niñas son atadas a árboles o rocas para que múltiples soldados las violen hasta matarlas” o hasta causarles graves lesiones,  denuncia la enviada especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Birmania, Pramila Patten.

 

La enviada especial de ONU también se hizo eco de otros crímenes, explicando que algunas mujeres cuentan que los soldados han tirado a sus bebés a pozos. ”Unas mujeres me contaron cómo sus bebés fueron lanzados a las llamas mientras los soldados se las llevaban para violarlas en grupo”, explicó.

La minoría musulmana rohingya está sufriendo ataques violentos, asesinatos, detenciones arbitrarias y la quema de sus viviendas y aldeas desde finales de agosto, cuando el Ejército birmano acusó a un grupo de militantes rohingyas de atacar a varios agentes de policía en la frontera con Bangladés.

Desde entonces, más de 600 000 rohingyas se han visto obligados a huir al vecino país de Bangladés para salvar la vida, mientras que unas 1000 personas han sido asesinadas.

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