Durante la presidencia de Donald Trump en EEUU, los ataques se cuadruplicaron a 140 en 2017, según el instituto independiente Armed Conflict Location & Event Data Project.
“El Gobierno de Trump había declarado tres provincias en Yemen como áreas de hostilidades activas, evitando así algunas políticas de la era de (su predecesor Barack) Obama para restringir los ataques fuera de los campos de batalla activos”, dice Jessica Purkiss, del Proyecto de Guerra en las Sombras, Oficina de Periodismo de Investigación (BIJ, por sus siglas en inglés).
BIJ ha informado, además, de 35 ataques aéreos por parte de EE.UU. en lo que va de año y señala que casi 600 personas han sido asesinadas en los últimos tres años, de esta cifra, 30 eran civiles y perdieron la vida en 2018.
Las familias de estas víctimas tienen pruebas de que sus seres queridos no eran milicianos de Al-Qaeda, pero no hay ningún lugar para presentarlas y sus voces siguen sin ser escuchadas.
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