Publicada: jueves, 5 de octubre de 2023 15:14

Armita Garavand, joven iraní de 16 años, se desplomó después de abordar un tren del metro de Teherán en la estación Shohada el pasado domingo 1 de octubre.

Las imágenes de las cámaras de seguridad desbarataron los rumores de que Armita fuera golpeada por la Policía iraní por no usar el velo islámico.   

Medios antiraníes y activistas alegaron a la agencia de noticias Reuters que hubo un enfrentamiento con agentes que hacían cumplir el código de vestimenta.

A estos se sumaron las autoridades de Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, lanzando este tipo de acusaciones, lo que recuerda una campaña que lanzaron contra la Policía y el Gobierno iraníes, en el caso de Mahsa Amini, una mujer kurda de 22 años, quien su muerte repentina bajo custodia policial en septiembre de 2022 fue instrumentalizada por tales países y sus socios para desatar los violentos disturbios en el país durante meses.

No obstante, Fatemeh y Mahla, compañeras de Armita Garavand, narraron los sucesos del día del incidente rechazando las acusaciones y dijeron que “nadie nos conminó por el hiyab ni nadie empujó a Armita”.

“Ese día, como siempre estábamos juntas, llegué primero a la estación del metro y luego vino Armita. Era un día más, escuchábamos música, hablábamos y reíamos mucho”, afirmó Fatemeh, íntima amiga y compañera de Armita, en declaraciones a la agencia oficial de noticias IRNA.

Añadió que Mahla entró primero al tren, luego Armita, y finalmente ella, pero Armita de repente cayó de espaldas en menos de un segundo y su cabeza golpeó el lado del andén, explicó.

Cuando levanté a Armita vi que tenía la mano ensangrentada, me di cuenta de que tenía una herida en la cabeza, finalmente con la ayuda de los oficiales trasladamos a Armita hacia el exterior del tren a un costado del andén y tratamos de salvarla, agregó Fatemeh.

Por su parte, Mahla, otra compañera de clase y amiga de Armita, que estaba con ella el día del incidente, continuó esta conversación y explicó cómo ocurrió el incidente.

“Ese día (domingo) como todos los demás, íbamos a la escuela con Fatemeh y Armita en el metro. Cuando entré a la estación ya había llegado el tren y me esperaban Fatemeh y Armita, que habían llegado antes”, añadió.

Para llegar al tren nos movimos rápido y subimos al tren, primero yo, luego Armita y por último entró Fatemeh, pero en menos de un segundo, “Armita” cayó de espaldas. Fatemeh tomó las manos de Armita y yo tomé sus piernas, y con la ayuda de varias personas, la trasladamos fuera del vagón del tren al borde del andén, subrayó Mahla.

Parecía que Armita estaba muerta, pero con el esfuerzo de los oficiales del metro y de una señora que creo que era enfermera, Armita fue resucitada y trasladada a un hospital en ambulancia.

Fue un accidente

En una entrevista concedida a IRNA, la madre de Armita afirmó que habían visto las imágenes de las cámaras de seguridad y aceptaron que lo ocurrido el domingo fue un “accidente”.

“Creo que a mi hija le bajó la presión”, señaló su madre.

El director general del metro de Teherán, Masood Dorosti, también negó que hubiera habido “algún tipo de conflicto verbal o físico” entre Armita, “los pasajeros y el personal del metro”.

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