Desde la Plaza de los Omeyas hasta el centro de la ciudad, los manifestantes marcharon para amplificar el clamor de una población hambrienta. Mientras Gaza se enfrenta a una guerra de exterminio, los manifestantes afirman que el deber moral y el sentido humanitario los impulsan a alzar la voz.
Los manifestantes condenaron el genocidio israelí que sometió a Gaza por hambre, utilizando el hambre como arma para expulsar a la gente de su tierra. Insistieron en que el pueblo de Gaza es la prueba viviente de que las raíces son más profundas que la ocupación.
Los manifestantes pidieron a la comunidad internacional que rompa su silencio y abra el cruce de Rafah. En sus voces resonaban el dolor, la urgencia y la carga compartida de la injusticia. Este fue un mensaje no solo de protesta, sino de presencia.
Aunque los sirios no pueden intervenir directamente, muchos aquí afirman que su presencia en las calles es una negativa a permanecer en silencio. Con Gaza sufriendo hambruna, exigen que sus voces resuenen más fuerte que las bombas.
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