Los cohetes alcanzaron el sábado una zona en el campo petrolero Al-Omar en la provincia siria de Deir Ezzor, donde están estacionadas las fuerzas estadounidenses sin autorización, según informó la agencia turca de noticias Anadolu, citando a fuentes locales.
Si bien aún se desconoce el origen del ataque, las fuentes informaron que las fuerzas estadounidenses respondieron a los bombardeos usando la artillería pesada y disparando proyectiles en la dirección de donde procedían los cohetes.
El ataque, aún no reivindicado por nadie, provocó un enorme incendio en el área, el cual fue extinguido por los militares estadounidenses. Hasta el momento, no han reportado posibles víctimas.
El bombardeo ocurrió justo una semana después de que la misma base militar registrara otro ataque similar por parte de grupos desconocidos.
Algunos medios sirios informaron que los ocho misiles disparados al campo petrolero Al-Omar el 8 de enero procedieron de Al-Badia, en el distrito de Al-Mayadeen.
El 70% de los pozos petrolíferos de Siria, situados en las provincias de Al-Hasaka (noreste), Deir Ezzor y Al-Raqa (norte), están bajo control de las milicias kurdo sirias, apoyadas por Estados Unidos. Washington ha reforzado y ampliado, sin el consentimiento del Gobierno sirio, sus bases militares en dichas zonas.
A pesar del rotundo rechazo de Damasco a la ilegal presencia de EE.UU. en Siria, Washington ha estado reforzando su presencia militar en el este y el noreste del país árabe, bajo el pretexto de “proteger” las zonas petroleras de los grupos terroristas, pero, en realidad, lo que busca es expoliar los recursos naturales, tal como han denunciado las autoridades sirias.
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