A finales de octubre, el Departamento de Defensa estadounidense (el Pentágono) anunció que enviaría fuerzas adicionales al este de Siria para proteger los campos de crudo de terroristas del EIIL (Daesh, en árabe).
Ciertos analistas han indicado que la medida errática de Washington muestra su deseo de empantanar al Gobierno sirio, cuyas fuerzas han recuperado partes en el norte y noreste del país avanzando contra la ofensiva turca contra los kurdos sirios.
Por ejemplo, el Ejército sirio desplegó el martes tropas en una de las principales áreas ricas en petróleo, en el campo de Al-Qamishli, en la provincia nororiental de Al-Hasaka. Se considera, el primer logro de Damasco desde que perdió el área en 2012.
EE.UU. necesita a los milicianos kurdos en esta área (este de Siria), porque, si no se alía con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), esto significaría que estuviese ocupando los campos de petróleo, lo que puede causar ciertos problemas políticos para (el presidente de EE.UU., Donald) Trump”, dice Sarikis Kassargian, analista político sirio.
EE.UU., en realidad, busca legalizar su pretendido control de los campos petroleros, aliándose con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) para esquivar las acusaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la comunidad internacional.
“EE.UU. necesita a los milicianos kurdos en esta área, porque, si no se alía con las FDS, esto significaría que estuviese ocupando los campos de petróleo, lo que puede causar ciertos problemas políticos para (el presidente de EE.UU., Donald) Trump”, dijo Sarikis Kassargian, analista político sirio.
Otro motivo de EE.UU. de su retorno a los kurdos sería su insistencia en aprovecharse del mercado petrolero sirio. El 26 de octubre, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov, denunció que Washington usa la lucha antiterrorista para el contrabando del petróleo sirio.
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Además, desveló que el petróleo sirio de contrabando se vende a 38 dólares el barril, lo que deja unas ganancias mensuales de este “negocio privado” a las agencias federales norteamericanas de más de 30 millones de dólares.
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