Dirigidos por aviones rusos de la base aérea de Hmeimim, en la provincia de Latakia (noroeste de Siria), ambas fuerzas aéreas llevaron a cabo decenas de ataques contra el grupo terrorista Frente Al-Nusra (ahora Frente Fath Al-Sham) y el grupo Yeish Al-Izza, vinculado al llamado Ejército Libre de Siria (ELS), en las provincias de Idlib, en el noreste del país, y Hama, en el oeste.
Un responsable del Ejército de Siria ha detallado al portal de noticias local Al-Masdar News que ambas fuerzas aéreas también atacaron las posiciones de los terroristas en los distritos de Maarat Al-Numan y Jan Shaijun, ambos en Idlib.
Al mismo tiempo, los terroristas atacaron algunas áreas controladas por el Gobierno en el norte de Hama, incluida la planta de energía de Mhardeh, 25 kilómetros al norte de la capital homónima de la provincia.
El aumento de la violencia a lo largo del eje Hama-Idlib se produce mientras por ambas partes se envían refuerzos al frente. El jueves, el Ejército sirio envíó un gran convoy militar más para poner en marcha una ofensiva en la zona desmilitarizada de Idlib.
Por su parte, se ha revelado que varios francotiradores rusos se han desplegado cerca de las líneas del frente de Idlib para brindar apoyo al Ejército sirio y sus aliados en la nueva ofensiva que busca expulsar a bandas rebeldes y grupos terroristas, en particular el Frente Al-Nusra, que según distintas fuentes cuenta con apoyo de EE.UU., el Reino Unido, Turquía y algunos Estados árabes ribereños del Golfo Pérsico.
El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acordaron en septiembre pasado crear en Idlib una zona desmilitarizada de 15 o 20 kilómetros entre el Ejército sirio y los grupos armados. Sin embargo, las bandas extremistas siguen fortaleciendo sus posiciones y volviendo a desplegar armas pesadas y dispositivos bélicos en el área que habían retirado en aplicación del acuerdo.
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