Las rutinas de maniobras y ejercicios militares de Rusia dentro de su territorio, no tienen nada que ver con el occidente. Así lo ha asegurado Moscú en reiteradas ocasiones, en los últimos días, ante la serie de campañas propagandísticas occidentales sobre una posible invasión rusa contra Ucrania.
Según la cancillería rusa, tales advertencias del occidente, en particular de Estados Unidos, son tan infundadas, que ya han desconcertado a Moscú.
Entretanto, la postura antirrusa del occidente no solo se limita a acusaciones infundadas. El Reino Unido amenazó el jueves que puede sancionar a Rusia por la llamada “desestabilización de Ucrania”. Dijo que también pretende sancionar a las empresas de importancia económica y estratégica para el gobierno ruso, así como a sus propietarios, directores y fideicomisarios.
Todo esto ocurre mientras el ministerio de Defensa de Rusia, en una medida para tranquilizar a todos, indicó que los sus tanques se dirigieron a las bases de operaciones después de los simulacros, una medida también admitida por el consejo europeo.
Hasta ahora, los medios occidentales incluso han venido determinando fechas para la supuesta invasión rusa; en el caso más reciente, el diario británico The Mirror, citando a las agencias de inteligencia de EE.UU., afirmó que las tropas rusas lanzarían la ofensiva a las 3.00h de la madrugada del miércoles 16 de febrero.
Moscú ha desmentido todos estos actos, asegurando que se trata de un ataque mediático para desviar la atención global de su iniciativa de distensión que propuso a Occidente.
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