Los sistemas de misiles antibuque Bal y Bastion, cuyo emplazamiento en el archipiélago de las Kuriles fue anunciado por el ministro ruso de Defensa el pasado mes de marzo, ya están desplegados sobre el terreno, según ha confirmado este martes el diario de la Flota del Pacífico, Boyevaya Vajta.
La publicación, que indica que la base se está preparando para llevar a cabo lanzamientos de capacitación en un futuro próximo, recuerda que el comando naval ruso dio a conocer los planes para poner las modernas y efectivas armas antibuque en las islas Kuriles, con el fin de fortalecer la protección de la frontera rusa en esta región.
El sistema de misiles Bastion es un sistema de lanzamiento móvil para el misil supersónico Onyx, que puede destruir buques de superficie y blancos terrestres en un radio de 600 kilómetros. Por otra parte, el sistema de misiles Bal lleva el misil antibuque X-35, con un alcance efectivo de 120 kilómetros.
La soberanía de las islas Kuriles ha sido un punto de disputa entre Rusia y Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Tokio basa su demanda en el Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que firmó con Rusia en 1855 y Moscú, en cambio, alega que estas islas fueron traspasadas a la antigua Unión Soviética (URSS) tras la II Guerra Mundial, por lo que dichos territorios pertenecen a la Federación Rusa como sucesora legal de la URSS.
A principios de septiembre, el presidente ruso, Vladimir Putin, indicó que aunque las autoridades rusas ven la necesidad de firmar un acuerdo de paz con Japón, la disputa territorial sobre las islas Kuriles no sería revisada.
Cabe destacar que este anuncio coincide con el aumento de la presencia militar y el despliegue de sistemas de misiles por parte de Rusia en sus fronteras occidentales en respuesta a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y al escudo antimisiles, cuya existencia es considerada por Moscú como una amenaza para su seguridad.
En respuesta al reciente despliegue de los sistemas de misiles S-400 e Iskander en el enclave ruso de Kaliningrado, Estados Unidos expresó su inquietud y advirtió de que tal medida supone una amenaza para Europa.
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