En declaraciones a la agencia oficial de noticias IRNA, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Naser Kanani, ha desestimado este domingo las acusaciones divulgadas por medios de prensa occidentales sobre la supuesta transferencia de misiles balísticos de corto alcance a Moscú para apoyar su esfuerzo bélico contra el régimen de Kiev.
Al respecto, el diplomático ha enfatizado que la República Islámica se opone a la guerra y apoya una solución política para resolver las diferencias entre Rusia y Ucrania y poner fin al conflicto.
“Irán nunca ha sido parte del conflicto ni de su continuación”, ha subrayado Kanani, al afirmar que el enfoque principal y declarado de Teherán respecto a la crisis de Ucrania permanece inalterado.
En tal sentido, el portavoz de la Cancillería persa ha aseverado que las acusaciones sobre la transferencia de misiles balísticos iraníes a Rusia son “infundadas” y son repetidas por ciertos Estados occidentales que buscan objetivos políticos.
Ha precisado además que la cooperación militar convencional entre Irán y Rusia existía antes del inicio de la guerra en Ucrania, y esta se realiza en el marco de los acuerdos bilaterales, el derecho y las normas internacionales, y no guarda relación con el conflicto en curso.
La misión permanente de Irán ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) resaltó el viernes que las alegaciones sobre supuestos envíos de material bélico a Rusia carecían totalmente de fundamento.
Al respecto, la representación iraní ante la ONU señaló que Irán considera inhumano enviar asistencia militar a partes beligerantes, ya que provocará más pérdidas humanas y de infraestructura, y la congelación de las conversaciones de alto el fuego, por lo que ha instado a otros países a dejar de enviar armamento a zonas en conflicto.
Teherán ha asegurado en reiteradas ocasiones que mantendrá su postura de neutralidad ante la crisis ucraniana, y se ha ofrecido como mediador para contribuir al fin del conflicto por vías diplomáticas.
En febrero de 2022, Rusia inició una operación militar especial en el oriente de Ucrania, con los objetivos declarados de proteger a la población de la región del Donbás y garantizar, asimismo, la neutralidad, la desmilitarización y la “desnazificación” del régimen de Kiev.
El Gobierno ruso ha planteado una propuesta de paz que incluye la retirada completa de las tropas ucranianas de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y de las provincias de Zaporiyia y Jersón (las cuatro incorporadas a Rusia después de consultas populares en 2022), y que se reconozca estos territorios, así como Crimea y Sebastopol, como sujetos de la Federación Rusa.
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