“Tormenta o Tifón de Al-Aqsa”. Así es como las Brigadas de Al-Qassam, el ala militar del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), ha denominado al nuevo enfrentamiento civil contra la entidad ocupante.
La operación vino para vengar la continua profanación de los colonos sionistas a la sagrada mezquita de Al-Aqsa, y para condenar la política criminal practicada contra los presos palestinos.
La Resistencia no solo procedió a lanzar multitudinarias ráfagas de misiles, sino que por primera vez en la historia, los combatientes consiguieron adentrarse en los territorios ocupados por tierra, mar y aire, hasta invadir colonias y puntos pertenecientes al ejército de la ocupación.
Así, consiguieron detener a más de 90 soldados y trasladarlos como rehenes a la Franja de Gaza, además de arrebatar a 600 colonos sionistas, entre ellos decenas de militares.
Ante esta clara derrota en las filas del ejército de la ocupación, la entidad sionista procedió a bombardear agresivamente la Franja de Gaza.
Según las últimas declaraciones más de 10 edificios y alrededor de 160 viviendas han sido destruidas a la cabeza de sus habitantes. Ante esta masacre el Ministerio de Sanidad ha activado el plan de emergencia.
Ante las amenazas de la ocupación sionista, la Resistencia asegura estar preparada para enfrentas todos los escenarios que se puedan presentar en el campo de batalla.
La Resistencia palestina asegura continuar con la batalla “tormenta de Al-Aqsa” y mostrar a la entidad sionista, que alega poseer los más altos niveles de seguridad e inteligencia, que pueden acabar con ella y con su ejército en cualquier momento.
Huda Hegazi, Gaza
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