Los medios palestinos informan que las fuerzas de ocupación israelíes han asaltado este lunes la aldea y han destruido con enormes excavadoras todos los refugios y tiendas de los palestinos.
La aldea, que alberga a unas 22 familias, incluidos 110 hombres, mujeres y niños, fue demolida por primera vez en 2010, pero desde entonces ha sido reconstruida una y otra vez por sus residentes y activistas.
Se estima que 240 000 palestinos beduinos viven en varias comunidades del Néguev. Al-Araqib es una de las aldeas consideradas “no reconocidas” por Israel. A estos pueblos se les niegan los servicios humanitarios básicos, como redes de agua y electricidad, caminos, escuelas y centros de salud.
Los residentes del desierto de Néguev viven en un estado de miedo constante debido al hecho de que las fuerzas israelíes asaltan y arrasan sus casas en cualquier momento y cuantas veces quieran.
Sin embargo, la política criminal de Israel de desplazamiento forzado de palestinos ha intensificado la determinación de estos palestinos, quienes dicen que reconstruirán sus aldeas—incluso si el régimen las derriba 1000 veces—.
La demolición de viviendas es parte de la política de expansión de asentamientos y usurpación masiva que el régimen de Israel ha instrumentalizado desde 1949.
Los grupos de derechos humanos acusan a Israel de aplicar una política de traslado de la población indígena palestina de la región del Néguev a otras áreas en un intento por dar cabida a la expansión de los asentamientos ilegales.
Más de 600 000 israelíes viven en más de 230 asentamientos construidos desde la ocupación israelí de 1967 de los territorios palestinos de Cisjordania y el este de Al-Quds.
Todos los asentamientos israelíes son ilegales, según el derecho internacional, ya que están construidos en tierras ocupadas. El Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado las actividades de asentamiento de Israel en los territorios ocupados en varias resoluciones.
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