Publicada: martes, 17 de abril de 2018 11:19
Actualizada: miércoles, 18 de abril de 2018 3:52

Tras el bombardeo del sábado, efectuado por EE.UU., Francia y el Reino Unido contra Siria, acusando a su gobierno de un ataque químico, me parece relevante el reflotar un trabajo efectuado el año 2017 sobre la organización denominada Los Cascos Blancos y su papel como instrumento de la agresión occidental.

Una entidad, de las llamadas No Gubernamentales, que cumplió un rol relevante en la denuncia del supuesto ataque con gas Cloro en la ciudad de Duma, en la región de Guta Oriental contra la población civil siria y que habría generado medio centenar de muertos. Acusación desmentida por Siria y sus aliados y que la  Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) recién comenzó a investigar el domingo 15 de abril, con pesquisas en Duma con el fin de determinar si hubo o no ataque con sustancias tóxicas. Esto, cuando ya Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña habían bombardeado el país levantino.

Premio al Mejor Montaje

Un año atrás y en virtud de la entrega de los Premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos  —los denominados Premios Oscar—  publiqué un artículo en el portal www.islamoriente.com relacionado con la organización signada con el nombre de Los Cascos Blancos. En dicho portal consigné que este premio mostraba el poder de las agencias de relaciones públicas occidentales y la estrecha relación que estas tienen con el mundo político y los medios de comunicación  a la hora de enaltecer y mostrar como héroes a aquellos que son más bien cómplices de la agresión contra otras sociedades.

Así, el documental de los Cascos Blancos fue nominada  a los premios de la famosa estatuilla de la cultura cinematográfica estadounidense y sin mayor sorpresa, visto el interés político en desacreditar al gobierno sirio, esta creación audiovisual  ganó el premio al mejor cortometraje documental “The White Helmets”. Una exposición mediática que significó tener un público cercano a los 300 millones de televidentes en todo el mundo, que por obra y gracia del “Show Bussines” derramaron más de una lágrima frente a un guión melodramático del director británico Orlando Von Einsiedel.

Ha transcurrido algo más de un año de aquella premiación y los Cascos Blancos siguen siendo presentados como una especie de héroes anónimos, que se juegan la vida por rescatar a víctimas de ataques aéreos e intercambio de fuego entre el gobierno sirio y las bandas extremistas. Su lavado de imagen es evidente, a pesar de las denuncias sobre la falsedad de su actuar y un origen que hunde sus raíces fuera de Siria. Los Cascos Blancos realizan operaciones de rescate montadas ex profeso, con puestas en escena fabricando falsos positivos, en el mismo sitio donde las bandas takfirí ejecutan sus acciones. Con eso se genera una matriz de opinión de condena al gobierno sirio, justificando acciones de represalia.

Consigné en aquella oportunidad, que medios como la cadena de noticias Rusia Today  denunció que “la página web de los “Cascos Blancos” pertenece al grupo de abogados The Syria Campaing, registrada en el Reino Unido, que ha expresado en reiteradas oportunidades su activa oposición al gobierno de Bashar al-Asad – Este grupo de jurisconsultos señala en su página, que cuentan con dos líneas principales de acción: la creación de campañas por todo el mundo y la creación de reportes, infografías y videos”. En los hechos, efectivamente, Los Cascos Blancos son una empresa audiovisual, conformada por actores, diseñadores y otras especialidades vinculadas al mundo del espectáculo. Nada ha cambiado desde su nacimiento mientras siga recibiendo el apoyo occidental.

Resulta  interesante recordar, que cuando los Cascos Blancos recibieron el Oscar, la portavoz de la Cancillería Rusa, María Zajárova sostuvo, que ya en noviembre del año 2016 dicha repartición predijo que el documental sobre los Cascos Blancos – que estaba siendo postulado al Premio Nobel de la Paz - obtendría un Oscar “estas personas nos aseguran que salvan miles de vidas pero al mismo tiempo hacen videos falsos e incluso no se avergüenzan de publicar sus obras en Internet. ¿Qué es esto: estupidez, rutina diaria, o ambiciones enfermizas…estas grabaciones son una muestra de cómo pueden imitar la tragedia. Y, con ese talento deben ser nominados al Oscar y no al premio Nobel”. Buen anticipo de Zajárova.

El Show Sigue

Un año después de haber recibido el premio estrella de Hollywood, los Cascos Blancos han vuelto a las tablas con una operación de montaje, que superó todos los límites. Ello en un marco de debilidad para occidente y sus aliados: Siria recuperando el control de su territorio en manos del terrorismo. Un entorno regional donde la entidad sionista seguía masacrando a la población palestina en la Franja de Gaza. Acusaciones contra Donald Trump por pagar 130 mil dólares a una actriz porno, para silenciar una relación extramarital. Descubrimiento de contradicciones y engaños de las acusaciones de Gran Bretaña contra Rusia, por el envenenamiento del doble agente Sergei Skripal.  Era necesario agredir a Siria, inventar excusas, generar desinformación y un ambiente de amenazas. Los Cascos Blancos estaban listos para la acción y besar la mano que los alimenta generosamente.

El día 7 de abril en Duma, en la provincia de Guta Oriental miembros de este grupo ingresaron a un hospital en Duma y grabaron escenas de ciudadanos sirios recibiendo ayuda ante una hipotética contaminación con un agente tóxico – gas cloro – supuestamente lanzado en un barril bomba sobre la ciudad por un helicóptero  del ejército sirio. Imágenes que mostraban a personas siendo rociadas con agua, para paliar los supuestos efectos del agente tóxico: Gritos, carreras, llantos, terror,  presentados en todos los medios internacionales. La acusación no se dejó esperar “el gobierno sirio era culpable de haber lanzado un agente químico a la población de Duma”. El Centro Ruso para la Reconciliación en Siria aseguró que la acusación era falsa y que todo se trató de un plan de las potencias occidentales, para trabar la evacuación con el grupo Yeish al-Islam, atrincherado en la ciudad.

Estados Unidos  Francia, por arte de magia, anunciaron que tenían las pruebas que acusaban a Siria y que ello podía implicar el bombardeo de blancos que serían determinados. Los  medios de comunicación, dominados por los grandes consorcios internacionales occidentales – y con ello al poder financiero del sionismo – se sumaron al coro condenatorio, sin un mínimo de duda. En Chile, España, Corea del Sur, México, Egipto, entre otros países, los medios de comunicación no hacían más que repetir como grabadoras lo que salía de las agencias informativas occidentales. La acusación no merecía dudas, los analistas en general verbalizaban aprobación a la condena contra Siria, los escasos críticos que ponían en duda este evidente montaje eran abruptamente censurados.

El plan para atacar Siria y con ello seguir presionando a Rusia e Irán estaba en marcha. El aparataje militar comenzaba a moverse, los Cascos Blancos habían hecho su tarea. El día 14 de abril, en la madrugada Siria, un centenar de  misiles, entre ellos misiles de crucero Tomahawk, fueron lanzados por aviones Británicos, Barcos franceses y desde bases estadounidenses en el propio territorio sirio, sobre objetivos definidos por esta triada de países “como centros de investigación y producción de armas químicas”. La defensa antiaérea siria respondió bien y un 70% de los misiles lanzados fueron derribados. Trump se manifestó satisfecho de una acción contraria al derecho internacional. “Misión Cumplida” afirmó ufano el multimillonario presidente estadounidense por medio de su arma preferida, el Twitter.

La misión de bombardeo no sólo fue ilegal sino concretada en base a falsedades, pues ya a fines del año 2013 el arsenal de armas químicas de Siria —supuesto objetivo del ataque del 14 de abril—  comenzó su proceso de destrucción, en una operación conjunta entre Estados Unidos, Rusia, el control de las Naciones Unidas y la participación de países como China, Dinamarca, Noruega, Gran Bretaña e Italia,  como lo recordó este domingo 15 de abril el viceministro de Asuntos Exteriores ruso Serguéi Riabkov “el proceso de destrucción se llevó a cabo en estrecha cooperación con los países involucrados, incluido EE.UU. Todo el arsenal químico de Siria fue destruido bajo el más estricto control internacional" incluso, el plan inicial tenía previsto llevar a esas armas a Italia y entregarlo a militares estadounidenses, que procederían a su destrucción a bordo de una nave especial.

Cascos Blancos: Padre Británico y Madre Turca

Volvamos a Los Cascos Blancos, uno de los denominados “Tontos Útiles” en las maniobras de montaje contra Siria. Esta organización n surge en Siria, sino que en territorio turco, específicamente en la ciudad de Estambul, en marzo del año 2013, bajo la guía de un ex Militar británico con experiencia en las guerras de agresión contra Serbia en Kosovo, Irak, El Líbano y la propia Palestina en apoyo a las fuerzas sionistas. Un militar que ha pasado por puestos de mando en el Ministerio de Relaciones  Exteriores de Gran Bretaña, la Unión Europea e incluso la ONU: James Le Mesurier quien dejó sus labores en los Emiratos Árabes unidos y se traslado a Turquía a preparar las operaciones de este nuevo testaferro.

Los Cascos Blancos, según datos entregados por el diario inglés Daily Telegraph está vinuclado a organizaciones estatales y privadas inglesas,  que la han dotado de 60 millones de dólares desde el año de su creación hasta la fecha de su informe. Desde Estados Unidos, el apoyo a los Cascos Blancos también ha sido multimillonario. La Agencia de Estados Unidos Para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), involucrada en cuanta intentona golpista y golpes efectivos se ha dado en el mundo – también  ha sido un soporte financiero fundamental. ¿Sabe el pueblo estadounidense que sus impuestos van a financiar este tipo de entidades? ¿Conocen los ciudadanos estadounidenses, franceses y británicos que los Cascos Blancos cuentan en su seno, como miembros directivos más conocidos, a personajes que no pueden pisar territorio estadounidense, por ser militantes de organizaciones terroristas, como es el caso de Raed Saleh y Jaled Jatib?

En el artículo que escribí hace un año, sostuve que en base a la información recopilada en diversos medios internacionales, denuncias e investigaciones periodísticas, se conocía que la  Oficina de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, además de los fondos entregados, la labor de su agencia de seguridad MI6,  ha usado de tapadera a la firma InCOStrat, encargada de elaborar todo la comunicación y propaganda, no sólo de los Cascos Blancos, sino también para diversos grupos terroristas takfirí, que operan en Siria e Irak. Sumemos el aporte financiero a través de la firma Mayday Rescue, con sede en Amsterdam, pero con oficinas en Jordania, Turquía y Dubái. Adicionemos la fundación privada estadounidense Chemonics International. La ONG turca Akut  y la Agencia Analysis, Research and Knowledge que opera desde los Emiratos Árabes Unidos. Junto al actuar del Mossad israelí.

Así, se aclara que estos Cascos Blancos, no sólo han falseado la realidad de su labor, sino que se presentan como uno  más de los elementos de lucha empleados contra la sociedad siria. Sus 3 mil miembros declarados, no operan en el total del territorio sirio como sí lo hace la verdadera Defensa Civil Siria, que merecería más que un Oscar a una labor anónima y heroica pero que occidente no le dedica una mísera línea. Los protegidos de occidente, los elegidos por Hollywood, los financiados por Washington, Londres y entidades vinculadas al magnate George Soros operan en las zonas controladas por sus socios terroristas de Fath al-Sham —la franquicia de Al-Qaeda en Siria—.

Los Cascos Blancos se inscriben así, en la serie de creaciones de organismos de fachada de las potencias occidentales, como ha sido el caso del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, especializado en la entrega de información que ni siquiera las fuerzas gubernamentales del gobierno sirio u otras potencias presentes en la zona pueden dar con tanta precisión. Un Observatorio con sede en la ciudad de Coventry, Reino Unido y cuyas informaciones son  recogidas por gran parte de los medios occidentales y que el periódico The Guardian, califica a su representante como “un simple vendedor de ropa, solitario, viviendo en Inglaterra y posando como parte de una organización con un nombre grandilocuente” con la sospecha que detrás de él se encuentran los servicios secretos de Gran Bretaña, Estados Unidos , Turquía e Israel.

Tanto este Observatorio como los “Cascos Blancos” se inscriben en los objetivos planteados  por el denominado RICU - Research, Information, and Communications Unit – fundado el año 2012  creado por el gobierno inglés, destinado a supervisar todo tipo de propaganda y acciones comunicacionales dirigidas contra Siria y que se ha infiltrado, según señala en una interesante investigación el analista Thierry Meyssan “en todo tipo de asociaciones  humanitarias, para recoger información, poder enviar armamento a Siria y así fabricar todo tipo de falsedades sobre lo que sucede en el terreno”. Los Cascos Blancos cumplieron así, el día 7 de abril,  el trabajo por el cual reciben un multimillonario financiamiento: montar una operación de bandera falsa que se suma a la serie de acciones destinadas a seguir destruyendo Siria.

Pablo Jofré Leal
Pablo Jofré Leal Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Asia Occidental y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl

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