El líder iraquí Amar al-Hakim ha asegurado que sigue de cerca los últimos y rápidos acontecimientos en Siria y sus condiciones políticas y de seguridad, tras el derrocamiento del presidente Bashar al-Asad el domingo por facciones de la oposición armada siria.
En tal sentido, Al-Hakim ha considerado una necesidad urgente mantener la unidad y la integridad territorial de Siria y proteger el país levantino contra las ambiciones foráneas.
Ha subrayado la necesidad de que el pueblo sirio determine su futuro a través de un proceso democrático que incluya la ratificación de una nueva constitución.
Al respecto, ha señalado que la nueva carta magna debe reflejar los intereses de todos los segmentos de la sociedad y respetar las santidades de los musulmanes, en particular los lugares sagrados chiíes, al tiempo que proteja a las minorías religiosas e intelectuales de los ataques.
El dirigente iraquí ha hecho hincapié en la importancia de fomentar las relaciones bilaterales entre Irak y Siria, basadas en su historia compartida y sus intereses comunes, y ha llamado a los países de la región a colaborar para garantizar la estabilidad en Asia Occidental, subrayando que un enfoque unificado es esencial para abordar los desafíos actuales.
El Gobierno del presidente sirio, Bashar Al-Asad, ha caído la madrugada del domingo después de que grupos armados liderados por Hayat Tahrir al-Sham capturaran Damasco. Estos grupos emprendieron el 27 de noviembre un ataque a gran escala en las zonas del norte del país antes de llegar a la capital.
Los acontecimientos en el país árabe generan inquietud sobre quién liderará Siria, nación que ha lidiado con años de militancia apoyada desde el extranjero y con facciones rivales que compiten por el control de diferentes áreas del país.
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