Hoy lunes, coincidiendo con el día ocho del mes de Rabi’ al-Awwal (tercero del calendario lunar), miles de musulmanes chiíes en Irán y otros puntos del mundo, especialmente en su santuario en la ciudad santa de Samarra, situada en el norte de Bagdad, la capital iraquí, se visten de luto por el martirio del Imam Hasan al-Askari en el año 260 de la hégira lunar (874 d.C.).
El Imam Hasan al-Askari se encargó durante seis años de la responsabilidad de dirigir la comunidad islámica, bajo la gran represión del califato abasí, dedicándose a proteger y conservar los preceptos del Islam, asimismo, luchar contra las sectas que tergiversaban los preceptos de esta bendita religión.
Lamentablemente, fue envenenado en una cárcel del califa tras enfrentar muchas dificultades y limitaciones que los califas abasíes impusieron a su labor. Tras su fallecimiento, la sabiduría divina determinó que su hijo y duodécimo encomendado, el Imam Mahdi (P), futuro salvador de la humanidad, se ocultara y permaneciera ausente hasta que el pueblo esté preparado para su presencia. Según la creencia chií, el Imam Mahdi volverá como redentor cuando Dios lo desee y establecerá el gobierno de la paz mundial.






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