“Por primera vez, el cambio anual de combustible de la central nuclear de Bushehr fue realizado por especialistas persas. La central nuclear se volvió a conectar a la red eléctrica nacional después de varias pruebas exitosas”, ha comunicado la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI).
Esta instalación, considerada la primera planta de energía nuclear de Irán, fue clausurada a principios de abril con el objetivo de llevar a cabo una reparación periódica, esta vez, sin ayuda de los expertos rusos que la construyeron.
Por su parte, Reza Banazade, director general de la citada central, ha resaltado que el “proceso complicado y sensible” de recarga de combustible en el reactor de la central ha sido llevado a cabo por un robot, diseñado también por expertos persas.
“Utilizan un robot para descargar un tercio de combustible y cargar nuevas barras de combustible de uranio en el núcleo del reactor tras una serie de actividades especializadas”, ha explicado Banazade.
El portavoz de la OIEA, Behruz Kamalvandi, anunció el pasado mayo que Irán probablemente reduciría su dependencia de los ingenieros rusos y se volvería autosuficiente en el trabajo de mantenimiento de la planta de Bushehr para 2022.
Irán se hizo cargo oficialmente de la primera unidad de su planta pionera de energía nuclear de 1000 megavatios en Bushehr, en septiembre de 2013, después de que esta planta comenzara formalmente sus operaciones en septiembre de 2011.
En noviembre de 2019, Irán y Rusia empezaron a construir la segunda fase de esta central atómica, capaz de generar otros 22 000 megavatios de electricidad.
La puesta en marcha de esa segunda unidad está prevista para octubre de 2024, y la tercera para abril de 2026. Un total de 10 000 millones de dólares se han destinado a la construcción de las dos unidades de la planta de Bushehr.
Tras la salida ilegal de EE.UU. del pacto nuclear —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)— en 2018, Irán esperó un año, dando una oportunidad al resto de firmantes del acuerdo para salvarlo.
Ante la incapacidad de los otros signatarios a la hora de garantizar los intereses del país persa, Teherán decidió reducir progresivamente y en cinco pasos sus compromisos respecto a este pacto, que limitaba las operaciones de su pacífico programa de energía nuclear.
No obstante, Irán continuará cooperando con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y revertirá los pasos dados cuando se levanten las sanciones antiraníes y se adopten medidas que garanticen sus intereses.
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