Los medios franceses han informado que Emmanuel Macron —quien, según muchos analistas, todavía considera a El Líbano una colonia de su país— en su reunión en Beirut, no descartó la posibilidad de imponer sanciones contra algunos funcionarios libaneses, en el caso de que ellos no implementen las reformas sobre la lucha contra la corrupción. Asimismo, el dirigente galo enfatizó que, si no se llevan a cabo las reformas, El Líbano —que sufre actualmente una crisis económica— seguiría hundiéndose.
Muchos usuarios de Twitter han criticado al presidente galo por hablar con un tono duro y agresivo sobre El Líbano, lo que, según ellos, trae a la mente la dialéctica del amo y el esclavo.
Los críticos han considerado los comentarios de Macron como una injerencia flagrante en los asuntos internos de El Líbano y creen que su viaje fue un acto provocador que amenaza la soberanía del país árabe.
Algunos internautas han tachado al mandatario galo de un “títere neoliberal” de la Unión Europea (UE), y advierten de que busca tramar complots para expulsar al Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) del escenario político libanés.
Algunos analistas, sin embargo, acusan de hipocresía a Macron y al Gobierno francés por apoyar, por un lado, a partidos políticos corruptos en el Parlamento libanés, y pedir, por otro, “reformas” para combatir supuestamente la corrupción en ese país.
El Gobierno de Beirut culpa a las sanciones impuestas por EE.UU. y Europa en su contra por la crisis económica que vive El Líbano en los últimos meses.
Desde que el actual Ejecutivo libanés anunciara en enero la formación de un nuevo Gobierno, Washington y sus aliados han tratado de suscitar discordias entre los libaneses con miras a evitar la influencia de Hezbolá.
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