“Me temo que algunos partidos políticos usarán la ira de las calles para alimentar las protestas. En cualquier caso, pese a que preservaremos la libertad de expresión y el derecho a hacer marchas pacíficas, no permitiremos que altere la seguridad del país”, ha alertado Aoun.
Pidiendo calma a los manifestantes, ha señalado que el Gobierno necesita tiempo para sacar el país de la crisis financiera y económica en que se encuentra, pues “las consecuencias de los últimos 30 años no pueden eliminarse en un santiamén”.
También ha insistido en que, pese a todos los obstáculos generados por las manifestaciones de esta semana, el Gobierno adoptará todas las medidas a su alcance para responder a la crisis económica.
El pasado jueves, Aoun anunció que, por primera vez en la historia, el Gobierno había aprobado un plan económico para salir de la crisis. El premier libanés, Hasan Diab, se refirió al plan como a una “hoja de ruta”.
En los últimos días, miles de libaneses han salido a las calles de varias ciudades del país, en especial la norteña de Trípoli, para protestar contra la crisis económica que aqueja al país árabe.
El Ejército trató de contener a los manifestantes, que querían llegar hasta la casa de un político y disparó al aire en la plaza Al-Nour. Varias sucursales bancarias fueron incendiadas y más de 40 militares resultaron heridos en los enfrentamientos.
A esta crisis se suma la actual pandemia de coronavirus (COVID-19), que ha dejado al menos 733 contagiados y 25 fallecidos en el país.
Según muchos informes, países, como Arabia Saudí, EE.UU. y el régimen de Israel están adoptando políticas injerencistas en El Líbano para exacerbar la de por sí crítica situación y generar discordias entre los libaneses a fin de dañar la imagen de Hezbolá.
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