“La última persona que Rusia quiere ver en el puesto [del presidente de Estados Unidos] es a Donald Trump. Porque nadie ha sido tan duro con Rusia como yo”, dijo el viernes el mandatario norteamericano Donald Trump durante una conferencia de prensa celebrada en el estado de Nueva Jersey.
Trump argumentó que bajo su Administración, Estados Unidos pudo fortalecer su potencial militar, impulsó el aumento del gasto militar de los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) e introdujo sanciones contra el gasoducto ruso Nord Stream2.
Las declaraciones del inquilino de la Casa Blanca se produjeron en respuesta a un periodista que le preguntó cómo valoraba las conclusiones de la Inteligencia estadounidense sobre la posible interferencia en las próximas elecciones presidenciales de este país por parte de Rusia, China e Irán.
Esto, luego de que el director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos, Bill Evanina, expresara la misma jornada del viernes preocupación sobre una presunta interferencia en los comicios del 2020 por parte de estos tres países, diciendo que “China espera que Trump no gane la reelección; Rusia está trabajando para denigrar al candidato demócrata Joe Biden, e Irán busca debilitar las instituciones democráticas”.
A este respecto, Trump ha agregado que Pekín tampoco está interesado en su victoria, y advirtió que si su rival electoral del Partido Demócrata, Joe Biden, se hiciera con la Presidencia, “China sería dueña de nuestro país”.
Los servicios de inteligencia de EE.UU. manifiestan que Rusia trató de ayudar a Trump para que ganara las presidenciales de 2016. Moscú, por su parte, ha desmentido reiteradamente toda implicación en el sistema político de EE.UU., calificando tales infundios de absurdos y políticamente motivados, y sostiene que la acusación no es más que una treta para distraer a la población de los graves problemas internos del país norteamericano.
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