Este viernes, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, resaltó el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) en promover la democracia y aislar a los países que los tacha de tiranos como Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Pompeo además apreció la labor del organismo en las elecciones bolivianas por haber revelado un fraude y defendió el multilateralismo en esta organización que ha obligado a los países miembros a tomar posición. Eso mientras muchos países rechazan el papel de la OEA que causó golpe de Estado en Bolivia y mientras Washington es promotor de salir del multilateralismo y tomar decisiones unilaterales como su actitud con respecto a los acuerdos comerciales, medioambientales y el pacto nuclear iraní.
EE.UU también acusa a Cuba de provocar la crisis en Venezuela, al apoyar al presidente Nicolás Maduro. La isla, a su vez, lo rechaza tajantemente.
El gobierno de EE.UU busca una agenda para aislar a sus detractores en América Latina, en especial en los países que no han tenido la gira a la derecha, como Nicaragua, Venezuela y Cuba. Y de este modo, acusa a su archienemigo Cuba de patrocinarlos ideológicamente para justificar su fracaso y además acusa a La Habana y Caracas de ser responsables de las protestas populares en los países derechistas como Chile contra sus políticas neoliberales. Venezuela devuelve la acusación a EE.UU.
Los países resistentes ante presiones de Washington en América Latina han dejado muy claro que no se dejaran engañar ante los discursos de las autoridades estadounidenses, que buscan regresar a lo que han perdido, su patio trasero del siglo pasado, con sanciones y toma de posturas conjuntas con sus aliados regionales.
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