“Estamos familiarizados desde hace mucho tiempo con las opiniones del primer ministro sobre Irán”, ha dicho Psaki en su comparecencia diaria ante los periodistas, a quienes ha aclarado: “no creemos que esta victoria haya afectado a las negociaciones (con) Irán ni que lo vaya a hacer”.
Netanyahu trata, desde hace años, de influir negativamente en las relaciones de los países occidentales y otros con Irán, y últimamente ha redoblado sus esfuerzos contra el proceso de diálogo de Teherán con el G5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania), encaminado a aclarar posibles dudas sobre el programa de energía nuclear iraní y levantar las “sanciones” adoptadas contra la República Islámica.
La portavoz del Departamento de Estado ha calificado de “difíciles pero constructivas” las conversaciones mantenidas esta semana en Lausana (Suiza) por el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, y su homólogo estadounidense, John Kerry.
“En el aspecto técnico, las discusiones han sido profesionales y fructíferas en lo que se refiere a identificar las cuestiones técnicas —clarificarlas, afinarlas y examinar las opciones que hay sobre la mesa para un posible acuerdo—”, ha reconocido la diplomática estadounidense.
“En el aspecto técnico, las discusiones han sido profesionales y fructíferas en lo que se refiere a identificar las cuestiones técnicas —clarificarlas, afinarlas y examinar las opciones que hay sobre la mesa para un posible acuerdo—”, ha reconocido la diplomática estadounidense.
La Casa Blanca, distanciada de la administración de Netanyahu por sus interferencias en su labor diplomática con Irán y en la política interna estadounidense, ha reaccionado también a la reelección manifestando su rechazo a la oposición del premier israelí a la existencia de un Estado palestino.
“Sigue siendo la opinión del presidente (Barack Obama) que una solución de dos Estados es la mejor manera de abordar esas tensiones”, ha dicho este miércoles el portavoz de la Casa Blanca, Joshua Earnest.
Earnest también ha señalado que Obama no ha llamado a Netanyahu para felicitarlo, aunque sí lo ha hecho —brevemente y sin particular efusividad, ha dicho Psaki— Kerry.
El portavoz de la Casa Blanca ha manifestado además la preocupación de Washington por la frecuencia de declaraciones de los miembros del partido de Netanyahu, el Likud, hostiles a los árabes autóctonos, a los que el régimen de Tel Aviv concede pasaporte.
En Lausana, Zarif se ha dicho esperanzado en que los representantes del G5+1 “muestren suficiente voluntad política para poder avanzar”, en particular mostrando disposición a levantar todas las restricciones impuestas a los socios económicos de Irán.
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