"El Gobierno de la República de Corea expresa su profunda preocupación y lamenta el hecho de que algunos miembros del Gabinete y legisladores de Japón hayan vuelto a enviar ofrendas y rendir homenaje en el templo de Yasukuni que glorifica la agresión militar japonesa del pasado", reza un comunicado emitido el lunes por la Cancillería surcoreana.
En su nota, Seúl instó a Tokio a aprender de la historia, demostrar un “sincero arrepentimiento por las malas acciones del pasado” y hacer todo su esfuerzo para ganarse la confianza de los países vecinos.
El Gobierno de la República de Corea expresa su profunda preocupación y lamenta el hecho de que algunos miembros del Gabinete y legisladores de Japón hayan vuelto a enviar ofrendas y rendir homenaje en el templo de Yasukuni que glorifica la agresión militar japonesa del pasado", reza un comunicado emitido por la Cancillería surcoreana.
Yasukuni, lugar donde se honra a los 2,5 millones de japoneses caídos en diferentes conflictos, entre ellos 14 criminales de guerra condenados a raíz de la ocupación nipona del continente asiático durante el siglo XX, recuerda a China y Corea del Sur la historia de agresiones y militarismo de Japón.

Aunque el lunes, día en el que se conmemoró el 71 aniversario del Acta de Rendición Japonesa en la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, se abstuvo de visitar el templo, envió una ofrenda a través de un ayudante.
En la misma jornada, Corea del Sur conmemoró el 71 aniversario de la liberación del dominio colonial nipón (1910-45), y un grupo de parlamentarios surcoreanos visitó a su vez, las disputadas islas ubicadas en el mar de China Oriental, llamadas Dokdo por Seúl y Takeshima por Tokio.
El grupo, integrado por diez miembros del gobernante partido Saenuri y de la oposición, dijo que con su visita a los islotes quiso reafirmar la soberanía de Corea del Sur sobre el disputado lugar.

No obstante, el viaje como era de esperar, no fue acogido con beneplácito por Tokio. El Gobierno nipón tachó de ‘inaceptable’ la visita y exigió a su vecino surcoreano que evita la repetición de situaciones similares.
Desde hace 50 años, estos islotes, un conjunto de islas volcánicas rocosas, son reclamados por Tokio y controlados por Seúl, que estacionó allí desde 1954 un pequeño destacamento de guardacostas.
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