“Si no logran entregar un mínimo de 20 millones de dosis de vacunas, es mejor que se vayan. Sin vacuna, no se queden por aquí”, dijo el sábado Rodrigo Duterte, en alusión a la presencia de EE.UU. en Filipinas como parte de un acuerdo militar, que ahora el mandatario trata de convertir en moneda de cambio para asegurar el suministro de las vacunas estadounidenses contra la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
Durante una reunión televisada con miembros de su gabinete y el grupo de expertos sobre la COVID-19, Duterte aseveró que podría volver a derogar el Acuerdo de las Fuerzas de Visitas (FVA, por sus siglas en inglés) en caso de que Washington rechazara proveer a Manila lotes de vacunas de la farmacéutica Pfizer.
En noviembre, Duterte acordó extender por seis meses el FVA, suscrito entre ambas partes en 1998 que establece el despliegue de tropas estadounidenses a fin de realizar ejercicios militares conjuntos en Filipinas. El mandatario filipino había derogado unilateralmente dicho acuerdo a principios del año en curso.
A principios de diciembre, el canciller de Filipinas, Teodoro Locsin Jr., informó que Manila había llegado a cerrar un acuerdo de compra de 10 millones de dosis de la vacuna Pfizer con la ayuda del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo.
Los lotes de vacunas habrían estado listos para su envío en enero de 2021, pero el entendimiento se torció después de que el ministro filipino de Salud, Francisco Duque, alertara que nunca hubo un compromiso firme por parte del gigante farmacéutico estadounidense para suministrar dichas inyecciones a Manila.
Con todo, Duterte salió en defensa de Duque y arremetió contra Estados Unidos llamando a no creer en que EE.UU. puede entregar las vacunas de inmediato.
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