Erdogan arremetió el lunes contra Israel, tachándolo de régimen de apartheid por las políticas que adopta en los territorios ocupados palestinos, y ese mismo día, en respuesta, el portavoz del ministerio israelí de asuntos exteriores, Emmanuel Nahshon, dijo que los que “violan sistemáticamente los derechos humanos en su propio país no deben dar sermones y tomar una postura moralista ante la única verdadera democracia en la región”.
Pese a las constantes violaciones de los derechos humanos por parte de Israel, Nahshon asegura hipócritamente que el régimen de Tel Aviv “se dedica a preservar” la libertad religiosa de los judíos, musulmanes y cristianos en los territorios que, como bien recordamos, usurpó hace décadas.
(Los que) violan sistemáticamente los derechos humanos en su propio país no deben dar sermones y tomar una postura moralista ante la única verdadera democracia en la región”, indicó el portavoz del ministerio israelí de asuntos exteriores, Emmanuel Nahshon.
El presidente del parlamento israelí, Yuli Yoel Edelstein, por su parte, subió el tono aun más y comentó que el primer mandatario turco “fue y permanecerá como enemigo de Israel”.
En declaraciones concedidas a la radio local, Edelstein aseguró el martes que mientras Erdogan esté en el poder como jefe de Estado las relaciones bilaterales entre Ankara y Tel Aviv no volverán a ser como eran hace dos décadas.
En abril de 2016, Ankara anunció que había acordado normalizar sus relaciones bilaterales con el régimen de Israel, enrarecidas tras el sangriento asalto de los soldados israelíes contra el Mavi Marmara en mayo de 2010. El barco turco viajaba rumbo a la Franja de Gaza para romper el asedio israelí y entregar ayuda humanitaria.
Erdogan no perdonó al régimen de Israel el asalto a dicho barco que dejó 10 activistas turcos muertos y más de treinta heridos.
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