La Cancillería rusa, en un comunicado, ha calificado este martes de venganza los nuevos embargos de EE.UU. —anunciados en esta misma jornada— contra dos compañías y un centro de entrenamiento militar rusos, acusados de la supuesta violación de las leyes nacionales estadounidenses de no proliferación de armas de destrucción masiva en relación con sus actividades con Irán, Corea del Norte y Siria.
“Formalmente, intentan culpar a la parte rusa de violar la ley estadounidense que prohíbe la cooperación técnico-militar con Irán, Corea del Norte y Siria, y que no tiene nada que ver con Rusia. En realidad, se trata claramente del deseo de vengarse por la ayuda [de Rusia] para fortalecer la defensa aérea de Siria”, denuncia la Cancillería.
Al respecto, recuerda que Rusia ayuda a reforzar el escudo antiaéreo de Siria, mientras que Estados Unidos y algunos de sus aliados lo “han puesto a prueba más de una vez, al atacarlo en violación del derecho internacional”.
Moscú —añade la nota— continuará cooperando con quien considere adecuado “le guste a Washington o no” y seguirá “defendiendo con firmeza el derecho internacional y la lucha contra el terrorismo”.
Formalmente, intentan culpar a la parte rusa de violar la ley estadounidense que prohíbe la cooperación técnico-militar con Irán, Corea del Norte y Siria, y que no tiene nada que ver con Rusia. En realidad, se trata claramente del deseo de vengarse por la ayuda [de Rusia] para fortalecer la defensa aérea de Siria”, señala la Cancillería de Rusia, a raíz de las nuevas sanciones estadounidenses contra dos compañías rusas y un centro de entrenamiento militar.
EE.UU. aplica medidas punitivas contra Rusia debido a sus discrepancias en temas de importancia como el conflicto de Ucrania y la crisis en Siria, entre otros.
Últimamente Washington también ha amenazado con sancionar al país euroasiático por apoyar este al Gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro, ante los complots golpistas de la oposición apoyada por EE.UU.
Rusia tacha de “contraproducentes” e “inaceptables” las restricciones estadounidenses y advierte que esas medidas cierran la vía para la normalización de las relaciones entre los dos países.
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