“Es totalmente inaceptable el hecho de que varios individuos, grupos o países extranjeros instrumentalizan la trágica explosión en Beirut como excusa para lograr fines políticos”, ha advertido este lunes el portavoz de la Cancillería iraní, Seyed Abás Musavi, en una rueda de prensa en Teherán, la capital.
El pueblo libanés se encuentra conmocionado tras ser víctima de una catástrofe después de que un almacén en la zona portuaria de Beirut, la capital libanesa, que contenía material explosivo en su interior, estallara el martes dejando tras de sí 160 muertos, más de 6000 heridos y 300 000 desplazados en toda la ciudad.
El Líbano se ha convertido en escenario de protestas después de la letal explosión. Los indignados, apoyados desde el extranjero, piden la renuncia de las autoridades del país árabe que vive una grave crisis económica.
En un intento por sacar réditos políticos, la embajada de Estados Unidos en El Líbano pidió la dimisión de las autoridades, afirmando que el pueblo libanés “merecía líderes que le escucharan y cambiaran de rumbo para responder a las demandas populares de transparencia y rendición de cuentas”.
Musavi, a su vez, ha acusado de “hipócritas” a EE.UU. y sus aliados occidentales que, por un lado, intentan mostrarse como amigos de El Líbano y, por otro, imponen sanciones económicas al país
“Si Estados Unidos fuera honesto sobre su oferta de asistencia a El Líbano, debería levantar las sanciones”, ha subrayado el diplomático persa, pidiendo una investigación exhaustiva sobre la causa de la explosión.
Sea cual sea la causa del siniestro, esta catástrofe ha agravado ya la crisis económica que sufre desde hace meses el país árabe. Ante esta situación se han intensificado las llamadas internacionales a EE.UU. para que levante las sanciones contra el pueblo libanés, una petición ignorada y rechazada como siempre por la Casa Blanca.
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