El informe publicado el sábado describe cómo la embajadora de EE.UU. ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, pidió el pasado martes una sesión del CSNU para abordar de forma “urgente” los disturbios desatados en Irán, “sin embargo, la audiencia no procedió según lo planeado”.
Aunque en sus observaciones antiiraníes vertidas en la sesión del viernes, Haley nunca mencionó el acuerdo nuclear iraní, conocido como el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), varios embajadores le devolvieron el golpe y empezaron a abogar por dicho pacto.
El informe agrega que incluso los aliados más cercanos de Washington, es decir el Reino Unido y Francia, aprovecharon la “oportunidad” para “defender” lo suscrito en julio de 2015 entre el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania) y el país persa.
La publicación destaca que “la preocupación” de los países por el acuerdo nuclear tiene sus raíces en una serie de decisiones “clave” que tendrá que adoptar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre dicho pacto, a partir de la próxima semana.
El informe también señala que Rusia, China, Francia y Suecia se posicionaron entre los países que consideraron las manifestaciones en Irán como un asunto interno, y que por lo tanto no suponían una amenaza para la comunidad internacional. Anteriormente, Moscú había advertido de que Washington se aprovecharía de estas protestas para socavar el acuerdo nuclear.
El representante permanente de Irán ante las Naciones Unidas, Qolamali Joshru, condenó el miércoles el apoyo de EE.UU. a los disturbios en Irán y lo tildó de una “injerencia” que “viola el derecho internacional y los principios fundamentales de la ONU”.
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