Ante el temor a que EE.UU. acabe optando por la vía militar y lance un ataque contra Corea del Norte para acabar con el programa nuclear de Pyongyang, el teniente general retirado ruso Yevgueni Buzhinski, antiguo director del Departamento de Tratados Internacionales del Ministerio de Defensa ruso, ha alertado de la catástrofe que desencadenaría tal “locura”.
Aunque considera poco probable que se dé ese supuesto, en una entrevista concedida el jueves a la agencia rusa de noticias Sputnik el militar retirado indica que si lo hace la guerra desatada afectaría de manera drástica a Corea del Sur.
A su juicio, la “destrucción” del país sería la primera consecuencia de una orden de ataque del presidente de EE.UU., Donald Trump, pero las consecuencias serían aterradoras para el conjunto de la región, “dada la cantidad de reactores nucleares existentes en Corea del Sur”, que podrían “producir un apocalipsis”.
Una guerra en la región conllevaría consecuencias aterradoras dada la cantidad de reactores nucleares en Corea del Sur (...) puede producirse un apocalipsis allí”, advierte el exjefe del departamento de tratados internacionales del Ministerio de Defensa ruso, el teniente general retirado, Yevgueni Buzhinski.
Un informe publicado el miércoles en el periódico británico The Telegraph, citando fuentes de la Administración estadounidense, reveló que el Pentágono está diseñando un ataque militar a Corea del Norte con el objetivo de detener su programa nuclear.
El plan constituye en destruir las armas norcoreanas, así como una plataforma de lanzamiento, antes de que Pyongyang emprenda una nueva prueba misilística, señaló la fuente del diario británico.
Según opina el teniente general retirado ruso, Washington sí está elaborando planes para hacer frente al desarrollo del programa nuclear y de misiles de Pyongyang, “pero no llegará a la locura de hacer un ataque”.
Pese a que Washington pretende demonizar al Gobierno de Pyongyang, el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha asegurado en reiteradas ocasiones que su programa nuclear tiene carácter disuasivo y está amparado por el “derecho a la autodefensa” de Corea del Norte ante las “intenciones hostiles” estadounidenses.
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