Así lo ha anunciado este domingo la agencia británica de noticias Reuters, citando a funcionarios de Myanmar (Birmania) y documentos oficiales, de acuerdo con los cuales los rohingyas que quieran regresar a su país de origen también pueden encontrar que sus cosechas han sido usurpadas por el Gobierno.
La líder ‘de facto’ de Myanmar, Aung San Suu Kyi, ha asegurado que quien pueda demostrar que vivía en este país, podrá regresar. Sin embargo, los seis funcionarios implicados en el plan de repatriación y reasentamiento entrevistados por Reuters han matizado esta propuesta.
De hecho, tal y como revelan documentos a los que Reuters ha tenido acceso, ya se ha planificado cosechar los campos “abandonados” por los rohingyas para vender lo obtenido y reubicar a los retornados en “aldeas modelo”, posiblemente en condiciones de confinamiento, un enfoque criticado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La creación de campamentos provisionales o asentamientos similares a campamentos conlleva grandes riesgos como que los retornados y desplazados terminen confinados en estos campamentos durante una larga temporada”, ha argumentado el portavoz de la ONU Stanislav Saling.
“La creación de campamentos provisionales o asentamientos similares a campamentos conlleva grandes riesgos como que los retornados y desplazados terminen confinados en estos campamentos durante una larga temporada”, ha argumentado el portavoz de la ONU Stanislav Saling a través de un correo electrónico.
Myanmar, de mayoría budista, carga con un largo y negro historial de discriminación y persecución contra los musulmanes rohingyas. El Gobierno birmano los considera inmigrantes indocumentados de Bangladés, mientras que la comunidad internacional y los grupos pro derechos humanos rechazan tales argumentos, asegurando que esa minoría musulmana tiene raíces históricas en suelo birmano.
La ONU ha tachado de limpieza étnica y de crímenes de lesa humanidad los ataques de militares birmanos contra esta minoría y el pasado jueves anunció que, a partir del 25 de agosto, 600.000 refugiados rohingyas han llegado a Bangladés y que en su mayoría son niños.
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