“Hay un riesgo cierto de salida que no sería bueno para Europa y, desde luego, sería pésimo para el pueblo griego”, ha destacado el ministro español durante la sesión de apertura de una reunión celebrada en Madrid, capital española.
Hay un riesgo cierto de salida que no sería bueno para Europa y, desde luego, sería pésimo para el pueblo griego”, ha destacado el canciller español, José Manuel García-Margallo.
Margallo ha recordado que España ha propuesto a sus socios que el Gobierno heleno pueda disponer de los 7200 millones de euros del rescate, bajo la condición de que cumpla sus obligaciones en la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Asimismo ha subrayado que España ha expresado su deseo de que los acreedores y el Gobierno de Atenas lleguen a un acuerdo definitivo y Grecia se mantenga dentro de las uniones económicas y monetarias.
Margallo, cuyo país se enfrenta con una crisis económica, ha resaltado que el Ejecutivo heleno debe entender que todos los integrantes de la zona euro han aceptado una serie de obligaciones que se debe ser cumplida.
Como el canciller español, los economistas, también, reiteran que la salida de Atenas de UE afectaría a otros Estados europeos.
La vicepresidenta del Banco Central de Alemania, el Bundesbank, Claudia Buch, advirtió el sábado de que si bien existe un ligero conocimiento de los efectos inmediatos de una posible salida de Grecia del euro, su impacto indirecto es absolutamente desconocido.
Por su parte, el premier ministro de Grecia, Alexis Tsipras, ha destacado el mismo lunes que “espera pacientemente” hasta que los acreedores de su país sean “realistas” en las reformas en Grecia.

Las negociaciones entre el Estado griego y los acreedores han sido suspendidas a dos semanas de que expire la fecha límite del rescate, después de que las partes no concluyeran el domingo sus negociaciones en Bruselas, capital belga, sin un acuerdo a causa de divergencias importantes.
Grecia negocia desde finales del pasado febrero con los acreedores para recibir una nueva ayuda de 7200 millones de euros, pero la petición de reformas económicas por parte de los acreedores y demás países de la zona euro ha obstaculizado que las partes alcanzan un acuerdo integral.
Tanto la UE como el FMI exigen una serie de reformas que Grecia rechaza mientras asegura que cuenta con el apoyo del pueblo griego y la responsabilidad de gestionar “esta difícil situación”.
Grecia está en el epicentro de la crisis de deuda que estalló en 2008 en la eurozona. Actualmente, decenas de miles de ciudadanos, según Atenas, se encuentran sin empleo por los recortes aplicados por el anterior gobierno a cambio de un rescate de 240 mil millones de euros de la Unión Europea (UE) y el BCE.
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