Ante tal situación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) auspició unos diálogos de paz en la recta final del año para evitar una mayor catástrofe. Echemos un vistazo a los acontecimientos.
El dolor, el caos y la destrucción se apoderaron aún más de Yemen en 2018. La ofensiva saudí que entró en su cuarto año, trajo más sufrimiento para el país más pobre del mundo árabe. El cólera volvió a golpear a los yemeníes y fue detectado en casi un millón de personas.
La hambruna también se sumó a los bombardeos mortales de Riad que han ido acompañados de un cerco marítimo, aéreo y terrestre.
El número de víctimas civiles de los bombardeos saudíes aumentó a 16 mil. Los ataques más mortíferos e impactantes fueron contra una boda y un autobús de niños estudiantes, lo que causó indignación global.
Todo esto no era más que el inicio. Arabia Saudí fue más allá y lanzó en junio una ofensiva contra la ciudad portuaria de Al-Hudayda, vital para la supervivencia de los yemeníes y por donde el 80 por ciento de las importaciones de alimentos y suministros de ayuda llega al país.
Se acordaron un alto el fuego en Al-Hudayda y un intercambio de prisioneros.
La guerra aun sigue sin una desescalada a nivel general. Los saudíes continúan bombardeando mientras que la ONU ha puesto sus ojos en enero de 2019, cuando se prevé más diálogos.
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