Se celebró una conferencia de tres días en la ciudad de Haridwar, a unos 100 kilómetros de la capital Nueva Delhi. Los asistentes, monjes y activistas hindúes nacionalistas, que juran al unísono convertir a La India en un Estado hindú, incluso si ello requiere levantar armas y masacrar a los musulmanes que constituyen una comunidad de 200 millones de personas.
Entre los participantes, líderes religiosos influyentes con estrechos vínculos con el partido gobernante del primer ministro Narendra Modi, e incluso algunos miembros del oficialismo.
Se trata del llamado a la violencia más flagrante de los últimos años que ha encendido las alarmas en el país. Durante los últimos años, los musulmanes siempre han denunciado las presiones de los hindúes en su contra. Sin embargo, la comunidad islámica asegura que la situación ha empeorado desde la llegada de Narendra Modi en 2014.
Varios estados han promulgado leyes que penalizan la conversión al cristianismo y al Islam, incluso a través del matrimonio. En la ciudad de Gurgaon, los rezos colectivos del viernes también han sido atacados recientemente por los hindúes.
Los hindúes aseguran que los musulmanes no pueden realizar actos religiosos al aire libre, como la exige la ley. Sin embargo, los musulmanes preguntan por qué las oraciones religiosas de los hindúes se realizan sin resistencia.
A pesar de que la conferencia hindú, ha disparado las alarmas, el Gobierno ha mantenido un silencio, que es interpretado por muchos, como una señal tácita de protección.
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