El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) reportó que las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias abrieron fuego el lunes contra mujeres y niños en el campamento de Al-Hol, ubicado en la provincia nororiental siria de Al-Hasaka, lo que resultó en la muerte de un niño de diez años y dejó varios heridos, algunos de los cuales se encuentran en estado grave.
“La muerte de un niño en Al-Hol envía un escalofriante recordatorio al mundo de las terribles condiciones en las que decenas de miles de niños han estado viviendo durante años. La vergonzosa inacción internacional ante el destino de estos niños tiene consecuencias”, criticó el martes la investigadora sobre Siria de Amnistía Internacional, Diana Semaan.
Por todo, Semaan advirtió de “los horrores en el campamento” e instó a que “fueran repatriadas decenas de miles de niños que viven allí”.
La oenegé pidió que se abriera una pesquisa “rápida y efectiva” al respecto, tras enfatizar la necesidad de que los países “defiendan el derecho de todos los niños a la vida, la supervivencia y el desarrollo”.
De acuerdo con el OSDH, hay alrededor de 56 000 residentes en Al-Hol, más de la mitad de los cuales son menores de 18 años.
El Gobierno de Damasco, presidido por Bashar al-Asad, reprocha la presencia ilegal de las fuerzas de EE.UU. en su territorio, así como los crímenes cometidos por las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias contra los civiles.
De hecho, las áreas bajo el control de las FDS enfrentan la falta de seguridad, el aumento de los secuestros y asesinatos, además del robo sistemático del petróleo.
Pese a todo lo expuesto, Washington sigue respaldando a estos milicianos y envía constantemente convoyes militares, equipados con suministros bélicos y logísticos a las regiones bajo el control de las FDS, so pretexto de luchar contra el grupo terrorista Daesh.
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